Ahora no es de extrañar oir hablar a personas a nuestro alrededor que han dejado de tomar ciertos alimentos porque les han dicho que son intolerantes, pero ¿realmente que significa?
La intolerancia se da cuando nuestro organismo no puede asimilar, digerir o metabolizar un alimento y despierta en él diferente sintomatología. Cursa desde un simple picor a hinchazón de tripa o problemas de jaqueca.
Dentro de la intolerancia hay que diferenciar dos tipos:
– Intolerancia metabólica: En estas el organismo no es capaz de metabolizar el alimento por un fallo enzimático. Es el caso de la intolerancia a la lactosa, a la fructosa, gluten…..y se necesitan pruebas genéticas o de expirado para determinarlas
– Intolerancias inespecíficas: en estas el organismo responde a parte del alimento como si fuera un extraño y provoca una defensa. En este caso se realizan pruebas de anticuerpos en sangre para determinar que alimentos lo producen.
En el caso de las primeras, al ser de origen genético se mejora con la supresión del alimento, en cambio las intolerancia inespecíficas no son de por vida, se producen por un desequilibrio en el organismo y se puede volver a equilibrar.
Algunos de los trastornos que generan las intolerancias alimentarias inespecíficas son:
Trastornos gastrointestinales: Distensión abdominal, gases, estreñimiento, diarrea, náuseas, dolor abdominal, reflujo, síndrome del colon irritable.
Procesos dermatológlcos: Acné, eczema, psoriasis, erupciones cutáneas, urticaria, picor.
Trastornos neurológicos: Dolor de cabeza, migraña, mareo, vértigo, fatiga.
Sobrepeso y obesidad. En personas obesas, que no responden a los tratamientos habituales de adelgazamiento, se han experimentado pérdidas de peso al eliminar de la dieta alimentos que resultaban intolerantes. Por tal motivo el Test de Intolerancia Alimentaria está muy indicado, como prueba a incluir en las exploraciones clínicas habituales, antes de la instauración de una dieta encaminada a tratar la obesidad.
Alteraciones musculares y reumáticas: cansancio, dolores articulares, artritis, artrosis, fibromialgia.
Molestias respiratorias: Asma, rinitis, sinusitis, dificultad respiratoria.
Alteraciones psicológicas: Ansiedad, letargia, depresión, hiperactividad (especialmente en niños).
Otros: Retención de líquidos, fibromialgia, inflamación de las articulaciones.
Si quieres conocer a que alimentos puedes ser intolerante, pide cita en nuestra Clinica.
Beatriz Flores Pérez-Serrano
Unidad de Nutrición y Antiage
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